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Numerosos estudios han demostrado la aparición de un importante daño inflamatorio cerebral apoyado, además, por el hallazgo de un aumento de la muerte celular en regiones del neocortex, hipocampo y cerebelo, que originarían alteraciones del comportamiento cerebral a largo plazo y que afectarían a los procesos cognitivos y motores.

 

Además, debido al desarrollo evolutivo propio de la edad, las funciones cognitivas de los chicos aún no están maduras y por ello el consumo de alcohol conlleva riesgos mucho mayores a los de un adulto. Por ejemplo, el hígado de un chico o una chica no está preparado para metabolizar el alcohol hasta los 18 años. Y en cuanto al sistema inmune de los chicos, el alcohol lo debilita, lo que hace que sus organismos sean más vulnerables a todo tipo de enfermedades.

 

¿Por qué toman los chicos?

 

Los chicos comienzan a tomar por muchas razones. Estas son algunas de las que ellos mismos confiesan (1):

 

  • Para ganar confianza y sentirse seguros.
  • Porque les gusta probar un sabor desconocido.
  • Para celebrar algo.
  • Para olvidar las preocupaciones, o calmarse si están nerviosos.
  • Para seguir a los amigos que toman.
  • Porque no hay otra cosa que hacer.
  • Porque tomando pueden sentir que están haciendo cosas de adultos
  • Porque está naturalizado el consumo de alcohol en nuestra cultura, y de esta manera se disminuye la percepción de los riesgos y daños que el alcohol produce

 

 

El cerebro adolescente.

 

Un importante descubrimiento sobre el cerebro adolescente es que, durante esta etapa, se produce una disminución de la sustancia gris en regiones de la corteza prefrontal del cerebro. Este fenómeno se conoce como “poda neuronal” y corresponde al proceso por el cual las conexiones entre las neuronas que no han sido consolidadas son eliminadas. De no ocurrir este fenómeno de manera correcta, podrían generarse trastornos en el funcionamiento del cerebro debido a una excesiva conectividad entre las neuronas (como, por ejemplo, la esquizofrenia). Este proceso tiene lugar durante la preadolescencia (entre los 10 y los 12 años) y la adolescencia temprana (de los 12 a los 14 años). Estos cambios del cerebro a nivel estructural se asocian con enormes mejoras en las habilidades cognitivas básicas y en el razonamiento lógico.

A la vez, durante la adolescencia se produce un incremento de la sustancia blanca en la misma corteza prefrontal. En este caso, el proceso implicado se llama “mielinización” y consiste en que las neuronas se rodeen de una especie de capa de grasa llamada “mielina”. Gracias a este recubrimiento, las neuronas ganan aislamiento eléctrico y se vuelven más eficientes para comunicar la información entre ellas.

Si bien la gran mayoría de los adolescentes se convertirán en adultos sanos, algunos cerebros vivirán experiencias que de a poco irán marcando el rumbo hacia un desarrollo anormal que puede conducir a enfermedades mentales como la adicción.

En suma, el alcohol impacta de lleno en las funciones del sistema nervioso (memoria, pensamiento, etc.) como también en las funciones del sistema digestivo. El inicio temprano del consumo de alcohol compromete seriamente las funciones hepáticas debido a la inmadurez del hígado y su afectación en la síntesis de enzimas que atrae como consecuencias patologías hepáticas graves.

 

 

 

EL ALCOHOL(2) tiene la propiedad de modificar la conciencia, el ánimo y la percepción de quién lo consume. Hace más lenta la actividad cerebral, alterando el estado de alerta, de coordinación física y tiempo de reacción.

Una vez en la sangre, el alcohol se distribuye por todo el organismo, afectando de forma especial a la actividad del cerebro.

La euforia y la desinhibición inicial proporcionada por el alcohol va seguida luego de sueño y cansancio, descoordinación, alteración de la atención, la memoria y la percepción; en consecuencia, de la reducción del rendimiento intelectual y físico.

 

 

(2) Alcohol y atención primaria de la salud. Informaciones clínicas básicas para la identificación y el manejo de riesgos y problemas. Anderson P, Gual A, Colon J, Washington, DC: OPS. ( 2008)

 

 

El alcohol y la dependencia.

 

Quienes empiezan a consumirlo a los 11 ó 12 años tienen casi diez veces más de posibilidades de tener dependencia que aquellos que se iniciaron pasados los 19 años.

 

 

 

Numerosos estudios han demostrado la aparición de un importante daño inflamatorio cerebral apoyado, además, por el hallazgo de un aumento de la muerte celular en regiones del neocortex, hipocampo y cerebelo, que originarían alteraciones del comportamiento cerebral a largo plazo y que afectarían a los procesos cognitivos y motores.

 

Además, debido al desarrollo evolutivo propio de la edad, las funciones cognitivas de los chicos aún no están maduras y por ello el consumo de alcohol conlleva riesgos mucho mayores a los de un adulto. Por ejemplo, el hígado de un chico o una chica no está preparado para metabolizar el alcohol hasta los 18 años. Y en cuanto al sistema inmune de los chicos, el alcohol lo debilita, lo que hace que sus organismos sean más vulnerables a todo tipo de enfermedades.

 

¿Por qué toman los chicos?

 

Los chicos comienzan a tomar por muchas razones. Estas son algunas de las que ellos mismos confiesan (1):

 

  • Para ganar confianza y sentirse seguros.
  • Porque les gusta probar un sabor desconocido.
  • Para celebrar algo.
  • Para olvidar las preocupaciones, o calmarse si están nerviosos.
  • Para seguir a los amigos que toman.
  • Porque no hay otra cosa que hacer.
  • Porque tomando pueden sentir que están haciendo cosas de adultos
  • Porque está naturalizado el consumo de alcohol en nuestra cultura, y de esta manera se disminuye la percepción de los riesgos y daños que el alcohol produce

 

 

El cerebro adolescente.

 

Un importante descubrimiento sobre el cerebro adolescente es que, durante esta etapa, se produce una disminución de la sustancia gris en regiones de la corteza prefrontal del cerebro. Este fenómeno se conoce como “poda neuronal” y corresponde al proceso por el cual las conexiones entre las neuronas que no han sido consolidadas son eliminadas. De no ocurrir este fenómeno de manera correcta, podrían generarse trastornos en el funcionamiento del cerebro debido a una excesiva conectividad entre las neuronas (como, por ejemplo, la esquizofrenia). Este proceso tiene lugar durante la preadolescencia (entre los 10 y los 12 años) y la adolescencia temprana (de los 12 a los 14 años). Estos cambios del cerebro a nivel estructural se asocian con enormes mejoras en las habilidades cognitivas básicas y en el razonamiento lógico.

A la vez, durante la adolescencia se produce un incremento de la sustancia blanca en la misma corteza prefrontal. En este caso, el proceso implicado se llama “mielinización” y consiste en que las neuronas se rodeen de una especie de capa de grasa llamada “mielina”. Gracias a este recubrimiento, las neuronas ganan aislamiento eléctrico y se vuelven más eficientes para comunicar la información entre ellas.

Si bien la gran mayoría de los adolescentes se convertirán en adultos sanos, algunos cerebros vivirán experiencias que de a poco irán marcando el rumbo hacia un desarrollo anormal que puede conducir a enfermedades mentales como la adicción.

En suma, el alcohol impacta de lleno en las funciones del sistema nervioso (memoria, pensamiento, etc.) como también en las funciones del sistema digestivo. El inicio temprano del consumo de alcohol compromete seriamente las funciones hepáticas debido a la inmadurez del hígado y su afectación en la síntesis de enzimas que atrae como consecuencias patologías hepáticas graves.

 

 

 

EL ALCOHOL(2) tiene la propiedad de modificar la conciencia, el ánimo y la percepción de quién lo consume. Hace más lenta la actividad cerebral, alterando el estado de alerta, de coordinación física y tiempo de reacción.

Una vez en la sangre, el alcohol se distribuye por todo el organismo, afectando de forma especial a la actividad del cerebro.

La euforia y la desinhibición inicial proporcionada por el alcohol va seguida luego de sueño y cansancio, descoordinación, alteración de la atención, la memoria y la percepción; en consecuencia, de la reducción del rendimiento intelectual y físico.

 

 

(2) Alcohol y atención primaria de la salud. Informaciones clínicas básicas para la identificación y el manejo de riesgos y problemas. Anderson P, Gual A, Colon J, Washington, DC: OPS. ( 2008)

 

 

El alcohol y la dependencia.

 

Quienes empiezan a consumirlo a los 11 ó 12 años tienen casi diez veces más de posibilidades de tener dependencia que aquellos que se iniciaron pasados los 19 años.

 

 

 

Numerosos estudios han demostrado la aparición de un importante daño inflamatorio cerebral apoyado, además, por el hallazgo de un aumento de la muerte celular en regiones del neocortex, hipocampo y cerebelo, que originarían alteraciones del comportamiento cerebral a largo plazo y que afectarían a los procesos cognitivos y motores.

 

Además, debido al desarrollo evolutivo propio de la edad, las funciones cognitivas de los chicos aún no están maduras y por ello el consumo de alcohol conlleva riesgos mucho mayores a los de un adulto. Por ejemplo, el hígado de un chico o una chica no está preparado para metabolizar el alcohol hasta los 18 años. Y en cuanto al sistema inmune de los chicos, el alcohol lo debilita, lo que hace que sus organismos sean más vulnerables a todo tipo de enfermedades.

 

¿Por qué toman los chicos?

 

Los chicos comienzan a tomar por muchas razones. Estas son algunas de las que ellos mismos confiesan (1):

 

  • Para ganar confianza y sentirse seguros.
  • Porque les gusta probar un sabor desconocido.
  • Para celebrar algo.
  • Para olvidar las preocupaciones, o calmarse si están nerviosos.
  • Para seguir a los amigos que toman.
  • Porque no hay otra cosa que hacer.
  • Porque tomando pueden sentir que están haciendo cosas de adultos
  • Porque está naturalizado el consumo de alcohol en nuestra cultura, y de esta manera se disminuye la percepción de los riesgos y daños que el alcohol produce

 

 

El cerebro adolescente.

 

Un importante descubrimiento sobre el cerebro adolescente es que, durante esta etapa, se produce una disminución de la sustancia gris en regiones de la corteza prefrontal del cerebro. Este fenómeno se conoce como “poda neuronal” y corresponde al proceso por el cual las conexiones entre las neuronas que no han sido consolidadas son eliminadas. De no ocurrir este fenómeno de manera correcta, podrían generarse trastornos en el funcionamiento del cerebro debido a una excesiva conectividad entre las neuronas (como, por ejemplo, la esquizofrenia). Este proceso tiene lugar durante la preadolescencia (entre los 10 y los 12 años) y la adolescencia temprana (de los 12 a los 14 años). Estos cambios del cerebro a nivel estructural se asocian con enormes mejoras en las habilidades cognitivas básicas y en el razonamiento lógico.

A la vez, durante la adolescencia se produce un incremento de la sustancia blanca en la misma corteza prefrontal. En este caso, el proceso implicado se llama “mielinización” y consiste en que las neuronas se rodeen de una especie de capa de grasa llamada “mielina”. Gracias a este recubrimiento, las neuronas ganan aislamiento eléctrico y se vuelven más eficientes para comunicar la información entre ellas.

Si bien la gran mayoría de los adolescentes se convertirán en adultos sanos, algunos cerebros vivirán experiencias que de a poco irán marcando el rumbo hacia un desarrollo anormal que puede conducir a enfermedades mentales como la adicción.

En suma, el alcohol impacta de lleno en las funciones del sistema nervioso (memoria, pensamiento, etc.) como también en las funciones del sistema digestivo. El inicio temprano del consumo de alcohol compromete seriamente las funciones hepáticas debido a la inmadurez del hígado y su afectación en la síntesis de enzimas que atrae como consecuencias patologías hepáticas graves.

 

 

 

EL ALCOHOL(2) tiene la propiedad de modificar la conciencia, el ánimo y la percepción de quién lo consume. Hace más lenta la actividad cerebral, alterando el estado de alerta, de coordinación física y tiempo de reacción.

Una vez en la sangre, el alcohol se distribuye por todo el organismo, afectando de forma especial a la actividad del cerebro.

La euforia y la desinhibición inicial proporcionada por el alcohol va seguida luego de sueño y cansancio, descoordinación, alteración de la atención, la memoria y la percepción; en consecuencia, de la reducción del rendimiento intelectual y físico.

 

 

(2) Alcohol y atención primaria de la salud. Informaciones clínicas básicas para la identificación y el manejo de riesgos y problemas. Anderson P, Gual A, Colon J, Washington, DC: OPS. ( 2008)

 

 

El alcohol y la dependencia.

 

Quienes empiezan a consumirlo a los 11 ó 12 años tienen casi diez veces más de posibilidades de tener dependencia que aquellos que se iniciaron pasados los 19 años.